martes, 6 de noviembre de 2012

Bleed From Within + Bury Tomorrow + Morphium

Día 1 de noviembre, día de todos los santos. dia festivo. Hasta las 19:00h todo eso era para mi el primer día de noviembre, pero a partir de las 20:00h se convirtió también en día de concierto. Las garras del sofá y un tiempo no muy apacible me mantenían anclado en casa, quemando las últimas horas de libertad antes de volver al trabajo. Hacia mucho tiempo que tenía la intención de ver en directo a Bury Tomorrow pero el hecho de que no fueran cabeza de cartel me tiraba un poco para atrás. Hasta que me dije ¡que demonios!, no puedo perderme la posibilidad de disfrutar de uno de los grupos de metalcore que más me han gustado en las últimas fechas. Así que raudo y veloz me dirigí a la sala barcelonesa Mephisto para no perderme ni un segundo del bolo.
 
Al llegar me encontré con lo que imaginaba, no había casi nadie... quizás unas 40 personas "llenaban" la pista, y conmigo 41. Esa familiaridad hacia que vieras pasar a los integrantes de los diferentes grupos pasar al lado tuyo como si fueran un espectador más y no las estrellas del lugar. A pesar de todo se notaba una energia muy buena, parecía que cada uno de los allí presentes iba a darlo todo. Salieron al escenario los gerundenses Morphium, un sexteto lleno de fuerza y con una imagen muy potente, que a pesar del esfuerzo y sudor de sus componentes no llegó a enganchar al respetable. Las constantes demandas del cantante para que el público saltará e hiciera 'circle pits' cayeron en saco roto y parecía que la mayoría estaba más pendiente de disfrutar de la belleza y atributos de la teclista que de la música en si.
 
Con Morphium ya descansando, llegó el momento por el cual me había despegado del sofá. Bury Tomorrow estaban a punto de salir al escenario. Los ingleses salieron a darlo todo sabiendo que disponían de poco más de 30 minutos para poner patas arriba el lugar. Los acordes iniciales de "Lionheart" sonaron y el público se volvió loco. El centro de la pista se convirtió en coto privado de unos 'moshers' que se movían como alma que lleva el diablo. Se veía en las cara del cantante Daniel Winter-Bates la sorpresa al ver como un concierto que parecía que iba a ser un fracaso se convertía en un bolo de los que hacen época. El metalcore melódico de Bury Tomorrow era inoculado con gran maestría y se sucedían los pepinazos como "An Honourable Reign", "Knight Life" o "Waxed Wings". A todo esto, en el ambiente flotaba la terrible noticia de que había fallecido uno de los 'frontman' más importantes de la escena, el cantante de Suicide Silence Mitch Lucker. Un fatídico accidente de moto se llevaba la vida del californiano a la edad de 28 años. Bury Tomorrow no se quisieron olvidar de su amigo y dedicaron el concierto en su memoria.

 
Con las emociones a flor de piel y el respetable encendido el grupo encaraba el final del concierto. Entonces Daniel cogió su micro y se subió a la barra del bar, ante la atónita mirada del propietario de la sala que no daba crédito de lo que estaba viendo. El público seguía al cantante cual mesías del rock preparado para dar su bendición a los fieles. El bolo finalizó con un auténtico temazo como "Royal Blood", un perfecto colofón para media hora de puro metalcore británico.
 
Cualquiera diría que el bolo terminaba al ver la cara exhausta y sudorosa de la legión de 'moshers' allí presentes, pero no!!!! aún quedaba el cabeza de cartel, los escoceses Bleed From Within. Lo cierto es que no había escuchado casi nada de este combo de deathcore pero la primera impresión fue que iban a partir la pana. La actitud y la brutal voz de Scott Kennedy llenaban cada uno de los rincones de Mephisto y las afiladas guitarras de Craig Gowans y Martyn Evans hacían el resto. Uno tras otro iban descargando sus temas con agresividad, invitando al público a hacer 'mosh', 'circle pits' y hasta wall of death.
 
 
Kennedy estaba dispuesto a darlo todo y como no había mucha gente bajo hasta la misma pista para mezclarse con sus fanes y cantar al unísono el ultimo de los temas del bolo Es tan complicado ver esta escena de proximidad en el mundo musical actual que lo cierto es que me emocionó en cierta manera y pensé que me gustaría que muchos de los divos existentes en el circo musical aprendieran cosas de grupos como estos que no tienen ningún complejo en mezclarse con el 'populacho'.
 
No se si ganaron mucho dinero con este concierto pero se llevaron un seguidor para los restos. Y así terminó una jornada que parecía que iba a ser una aburrida tarde de sofá y que se convirtió en una noche de metal, sudor y alegría.
 
 
De regalo os dejo un video del gran juego de pies del batería de Bleed From Within, Ali Richardson
 




martes, 13 de marzo de 2012

BERRI TXARRAK (Sala Apolo 10-3-12)



Aún recuerdo perfectamente la primera vez que vi a Berri Txarrak en directo. Fue durante la gira de presentación de "Jaio.Musica.Hil" (2005) y también en la mítica Apolo. Además tuve la suerte de entrevistarlos junto a mi gran amigo James Begg en la azotea de la sala barcelonesa y comprobar que eran personas muy normales, muy accesibles (a pesar de la primera impresión que puede dar la aparente cara de cabreo constante del cantante y guitarrista Gorka Urbizu). Su espectáculo sonoro me dejó atónito y, digámoslo también, chorreando de sudor debido a que no paré de moverme y a lo abarrotado del lugar.

Pero dejemos el pasado y hablemos del presente, porque si bien la formación del grupo navarro ha sufrido cambios muy notables (el bajista Mikel López "Rubio" y el batería Aitor Goikoetxea dejaron la banda y han sido sustituidos por David González y Galder Izagirre), la esencia de Berri Txarrak continua intacta. Una música potente que derivó del metal más básico y acelerado de sus inicios a unas canciones que encierran la misma pasión de antaño pero quizás con unos arreglos más rebuscados e intentando siempre dar un paso hacia adelante.

El respetable estaba deseoso de ver como sonaban en directo las nuevas creaciones del último disco, "Haria", y como los Berri son gente educada descargaron de golpe cuatro temas entre los que destacaron "Sugea Suge" y el primer single extraído "Albo Kalteak". Lo cierto es que muchas veces es un riesgo comenzar un concierto con canciones nuevas porqué nunca sabes si el público se enganchará rápidamente o estará más pasivo. Dio la sensación que el público se mostraba muy cómodo con estas nuevas composiciones, pero la verdad es que cuando Gorka empezó con el riff de "Izena, izana, ezina" la sala estalló pensando que ahora si que empezaba lo bueno.
A partir de ese momento el concierto siguió una continua línea ascendente con un clímax final que todavía no adelantaré (aunque lo podéis suponer...). Fueron encadenando temazos de todos sus discos, con momentos más reposados como "Eskuak" y "Dortoken Mendean", con auténticos trallazos. Lo cierto es que fue un concierto con el pie del acelerador bastante levantado, Gorka parecía con más empatía que otras ocasiones, sonriendo y hasta explicando chistes en catalán. David y su bajo no pararon de moverse ni un momento, acercándose a un público enfervorizado y tirándose sobre él. 


La cosa iba in crescendo y el sudor en las frentes se hacía más evidente. Encadenaron "Folklore", "Oreka", "Payola", "Berba eta Irudia", "Gure dekadentziaren onenean", "Mukuluak" y la rapidísima "Zirkua" para darse un leve descanso. Aún quedaba más, bastante más. Incluso se atrevieron con una versión de "Sister",  de uno de los grupos más hype del momento como The Black Keys.


Otro de los momentos claves del concierto fue cuando cantaron uno de los temas clásicos de sus directos, la versión de "Sols el poble salva el poble" de los catalanes KOP. Ésta, unida a la siempre reivindicativa "Stereo" causó un fragor popular que se materializó con el público cantando el mítico tema de Manolo Escobar "Que viva España" cambiando la palabra "viva" por "puta". Si bien tengo que poner un pero al setlist es la falta de "Libre", uno de los mejores con diferencia de toda su discografía.
Se acercaba el final y nadie quería que se acabase. La sugerente "Iraila", con Galder tocando la batería de pié, parecía el epílogo perfecto, pero los navarros lo remataron con su gran himno "Oihu". Es escuchar los primeros acordes y volverte loco. Estoy seguro que si hubiera un sismógrafo cerca de la Sala Apolo habría registrado temblores en los aledaños. Una turba uniforme saltaba y danzaba al unísono, cantando todas las estrofas como perfectos vascoparlantes. Un servidor tiene que reconocer que acabó con una incipiente afonía que necesitó con máxima celeridad pastillas para la gola...


En definitiva un gran concierto, con la profesionalidad y entrega que se les espera y que siempre han demostrado. La sonrisa del trío al abandonar el escenario hacía evidente que ellos también estaban muy satisfechos de como habían tocado y de la respuesta del público. Sobre todo se notaba en la cara de Galder, con una sonrisa de oreja a oreja, aplaudiendo constantemente y haciendo el símbolo de la victoria. Una victoria para todos, porque conciertos como este hacen que la música sea esa cosa tan importante y necesaria para sus amantes.