Entrada para concierto=18 euros, Coca-cola=3’5 euros, camiseta de 36 Crazyfists=20 euros, ver a un grupo que entra en escena al son de “The final countdown” de Europe mientras los guitarristas hacen flexiones=no tiene precio!!!
Y la verdad es que la velada que 36 Crazyfists, Unearth y Atreyu ofrecieron en la Razzmatazz 2 será recordada por el buen rollo y sobre todo por la buena música que resonó entre las paredes de la sala barcelonesa. No se podía perder la oportunidad de degustar un cartel tan apetitoso como este, más teniendo en cuenta lo poco que nos visitan estos grupos del otro lado del Atlántico.
Los encargados de romper el hielo (muy típico de Alaska, de donde son originarios) fueron 36 Crazyfists. El grupo liderado por el grandullón Brock Lindow apostaron a caballo ganador con un setlist corto pero repleto de éxitos y con el que daban un repaso a su completa discografía. Incluso nos obsequiaron con un nuevo tema de su próximo LP “Collisions and Castaways” que saldrá a la venta a finales de este mes. Aunque se tiene que reconocer que el sonido no era todo lo bueno que podía ser, la empatía que consiguieron los ‘crazyfists’ con la audiencia hizo que este detalle pasará a un segundo plano. La gente rápidamente reconocía las canciones y las cantaba y bailaba con brío, llegando incluso a producirse un ‘wall of death’.
“The end of heartache”, “Bloodwork”, The heart and the shape” o “The all night lights” fueron algunos de los temas con los que el guitarrista y productor Steve Holt, el bajista Brett Makowski y el batería Thomas Noonan (que protagonizó una de las anécdotas del concierto al colgarse una de sus baquetas en el techo de la sala) consiguieron calentar el ambiente y dejarlo bien preparado para lo que venía después, ni más ni menos que el huracán Unearth.
Y qué decir de estos cinco tíos, ya con salir al son del éxito más grande que jamás han parido los Europe tenían la partida ganada. Si a esto le sumamos un sonido atronador, una entrega absoluta y una gran ejecución, sólo nos queda una opción: aplaudir. Cuando esa mole llamada Trevor Phipps (voz) salió a escena y empezó a hacer ‘headbanging’ como un poseso, estaba claro que íbamos a sudar la gota gorda. La velocidad de las composiciones de este combo de Massachusetts es espectacular y la ejecución técnica no lo es menos. Un servidor no pudo evitar saltar y cantar (eso sí, sin dejarme las cuerdas vocales como el bueno de Phipps) toda la actuación.
Trallazos directos a la sien como “Giles” o “Sanctity of brothers” demostraron que la base rítmica que forma en bajista John “Slo” Maggard y el bataca Derek Kerswill son capaces de aguantar los ritmos más desenfrenados y dotarlos de un carácter especial. Pero para carácter el de la dupla de guitarristas. Buz McGrath y Ken Susi se metieron al público en el bolsillo con su rapidez y virtuosismo a las seis cuerdas. Solo con fijarse en el ‘tapping’ antológico de McGrath en “My will be done” o el de Susi en “We are not anonymous” te das cuenta de su calidad. Además, antes de finalizar su actuación se les fue la pinza y se fueron a tocar encima de una de las barras del bar de la sala, y desde allí, con el público embelesado, se dispusieron a tocar el último tema de su set. Sin lugar a dudas los grandes triunfadores de la noche.
Y llegaba el cabeza de cartel, los californianos Atreyu. Un grupo esperado, sobre todo por las féminas deseosas de ver al tatuado y fibrado Alex Varkatzas en acción. Los chicos del condado de Orange se sabían el grupo principal y como tal se dedicaron a dar al respetable lo que quería: velocidad, potencia, y estribillos melódicos que eran cantados como auténticos himnos. “Right side of the bed”, “Lip gloss and black” y “Exs and ohs” fueron algunos de los temas que tuvieron mejor recepción.
Sólo con ver la batería con tres bombos de Brandon Saller (que por cierto da bastante yuyu con la cabeza rapada) nos dabamos cuenta que en tema de potencia no se dejarían amedrentar por los Unearth, y la verdad es que el sonido que salía de esa batería se puede definir como si una multitud de caballos se acercaran corriendo y te machacaran el cuerpo. Los guitarras Travis Miguel y el “bajito” Dan Jacobs con su pañuelo de samurai en la cabeza y su guitarra “sangrienta” demostraron estar en su salsa; y junto al ‘daliniano’ Marc McKnight (bajista) que no paró ni un momento de saltar y de animar al público, certificaron que estaban fundadas las ganas de verlos tocar en directo por estos lares.
Y para finalizar los tenían guardada una sorpresa de última hora, una versión ‘a lo atreyu’ de unos de los temas más famosos del Jon ‘Bonbon’ Jovi “You give love a bad name”. Un divertido colofón para una gran noche de rock y metal en Barcelona.
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